La migraña, las molestias en la nuca, los dolores de oído, los mareos y los problemas de audición pueden tener su origen en una patología muy común, pero que pocas veces es diagnosticada y tratada.
Fuente: Diario Panorama, 22 de septiemnre 2009.- El bruxismo y otras disfunciones en la articulación de la mandíbula avanzaron en los últimos años de la mano del estrés emocional y los trastornos del sueño. Pero no lo hicieron en forma pareja, pues esta afección ataca a un hombre por cada diez mujeres.
Cuando un paciente realiza una consulta , lo normal es que el especialista le pregune cómo duerme, si sueña, si desarma la cama, si realiza ejercicios por la noche, cuáles son sus hábitos alimenticios, si ha tenido conflictos emocionales, cómo realiza su trabajo… Tal vez despues le someterán a un diagnóstico por imagen.
Y es que las causas de esta patología están ligadas a los hábitos de vida. “Lo normal es que la gente muerda entre 10 y 60 minutos cada 24 horas. Pero el ritmo de vida modificó este patrón. Estudios epidemiológicos mostraron, en la década del 90, que las personas pasan entre 4 y 6 horas al día apretando sus dientes. El organismo del ser humano se adapta, pero si esa presión se eleva a 10 ó 14 horas, como sucede hoy, se quiebra la posibilidad de adaptación”, explicó el investigador Luis Giambartolomei.
El problema es que, si bien atenta contra la calidad de vida de más de 36 por ciento de la población, muchas veces esta patología está mal diagnosticada.
“Las parálisis, la imposibilidad de abrir la boca o el desgaste de los dientes por el bruxismo son sólo algunos de los síntomas. Hay gente que sufre migraña, y lo relaciona con miles de cosas menos con la articulación craneomandibular”, expone el especialista. Quien también advierte sobre los dolores musculares al masticar, los mareos, los problemas de audición, los dolores de cabeza y cuello, etc.
Advertir sobre los alcances y la forma de detectar esta afección fue uno de los temas que se abordaron en las X Jornadas Latinoamericanas de Odontología y en el III Congreso Mendocino de Odontología, que concluyen hoy en el hotel Sheraton y que reunieron a cientos de profesionales del país.
La oportunidad también sirvió para desmitificar ciertas soluciones de uso común, como “las mal llamadas placas de descarga”, señaló el odontólogo Sergio Azcona.
“Estos dispositivos, que ahora hasta se fabrican a medida, se instalaron arbitrariamente como única solución, incluso por nuestros colegas. Sin embargo, lo que menos hacen es relajar la mandíbula”, agregó el cordobés.
Predisposición femenina
La desventaja de la mujer en este terreno, según los especialistas, tiene una explicación de índole endócrina. Esta predisposición marcada por las hormonas, hace que -por ejemplo- el uso de anticonceptivos, y su consecuente retención de líquidos, pueda ayudar a la aparición de estas disfunciones.
“Al mes de tomar las pastillas, hay mujeres que manifiestan signos de tensión muscular. Así como en algunos casos desaparece a los tres meses de abandonar el método”, señaló Giambartolomei.
También, existen otras diferencias entre los hombres y las féminas. En ellas, la acción de apretar y frotar los dientes se da en 60 por ciento de día y 40 por ciento restante por la noche. Mientras que la tensión mandibular en el hombre es al revés, 60 por ciento se da en horario nocturno.
Cuestión de hábitos
El bruxismo puede tener múltiples orígenes, pero los trastornos de sueño y el estrés son los principales. Muchos pacientes tienen un sueño superficial, no descansan y están tensos. Esto puede derivarse del uso de la televisión, video juegos y computadora; que excitan al sistema nervioso central.
“Pero el sueño también depende de la alimentación (no hay que cenar en exceso) y de la hora en que se hacen los ejercicios. Ir al gimnasio de noche es una barbaridad, aunque lo venda la sociedad de consumo, porque el músculo necesita 6 horas como mínimo para relajarse. Así, si la persona hizo deporte a las nueve de la noche, hasta las 3 de la madrugada no tendrá un sueño profundo”, explicaron los odontólogos.
Otra causa pueden ser los conflictos emocionales y los nervios. “El estrés altera la respiración, la mucosa gástrica (gastritis) y produce una contracción muscular crónica generalizada”, apuntó Azcona.